sábado, 10 de diciembre de 2011

navidad del pasado

Hace algunas navidades, se me ocurrió hacer tarjetas navideñas, todas con dibujos hechos a mano y coloreados tambien, adornados y todo, con su respectiva leyenda que bien era un mensaje original (nada de frases trilladas y eso). Después que ya tenía muchas, se me ocurrió otra idea: salir a venderlas!

Cada una era única, pues no se repetía el dibujo ni el mensaje nunca.
Lo que me extrañó fue notar en verdad que para mucha gente la Navidad no significa más que HORA DE GASTAR.

Que fue de Regale afecto?   No lo sé.

Me refiero que aunque yo había salido para venderlas, era más bien un detalle que al final iba a obsequiarlo, solo para ver hasta dónde todavía le damos importancia a decir lo que sentimos, a declarar que deseamos lo mejor para el prójimo.  Por que sin duda están los famosos Intercambios de Regalos donde se cumple con el compromiso y ya, y de hecho se entra en el "compromiso" con tal de seguir encajando en el grupo, no vaya a ser que luego nos cataloguen de antipáticos. Y no va por ahí el asunto.

Quizás sea más facil regalar cualquier cosa bordeando la frontera de lo impersonal, con suerte atinarle al gusto del otro y saldar por fin la carga psicológica que traen estas fechas.

Quizás no.

Pero es bien sabido que LO BUENO CUESTA, claro que cuesta. Pensé, ¿que hay de pesado en el mensaje de una tarjeta de Navidad????

¿Como iba a encontrar esa respuesta?

Pues dejé de hacerme preguntas y me dediqué a leer cientos de tarjetas. No solo leí las mías, cualquier tarjeta Navideña que se cruzaba en mi camino tenía el destino de ser leída por mí. Y entonces ¡Bingo!
encontré la respuesta:

Nota: el siguiente párrafo es una sentencia de lógica.

"Yo obsequio una tarjeta, en ella hay escrito un mensaje o deseo para el que la recibe, de aquí en adelante soy responsable de lo que he manifestado y por tanto tengo el compromiso de hacer que lo que manifesté se cumpla en la mejor medida a mi alcance, ya que de lo contrario, me convertiré en hipócrita por exponer sentimientos que no poseo, y con esto último estaré poniendo mi granito de arena para perpetuar el vacío y el sin sentido de muchas cosas y en el futuro no podré quejarme de ellas."

Que difícil será regalar tarjetas de navidad esta vez.

Aún así voy a subir algunas en las siguientes entradas, por si a caso todavía se estila.

Mientras, dejo aquí unos pocos bocetos de aquellas tarjetas que hice, que vendí y regalé y que no sé en qué fueron a parar. Hasta luego.
















Por Viridiana Aréchiga C.



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